La mayoría de las personas con las que me he topado en estos años de investigación sobre ciencia oculta, siempre argumentan que los términos científicos esgrimidos en los libros que hablan de Tesla son demasiado complejos y científicos para ser entendidos por mentes “normales”. Cuando no es esto, se escudriñan en el idioma inglés. Este artículo por su simplicidad expositiva sobre los descubrimientos de Tesla, ha dejado de ser ya su excusa.
Las teorías de la conspiración con el tema particular de Tesla, ha convertido un tema científico, en un tema mediático, populista, conspirativo… con medias verdades, que han enterrado la verdad de Tesla. Igual que la ciencia oficial. La más increíble verdad de toda nuestra historia científica.,Tesla descubrió que la electricidad esta compuesta de dos componentes, la electromagnética que todos conocemos, y otra componente estática y fría, cuyas propiedades superan en MUCHO a todo lo que se ha dicho comúnmente, algo que el libro que presentamos no se cansa de repetir y criticar.
La mejor forma de entrar en Tesla, después de muchos años de leer y releer montones y montones de libros, algunos muy buenos, otros regulares, y bastantes de infumables, y sobretodo de haber experimentado en eso que se llama la “trasmisión escalar”, es traduciendo el
episodio II del libro “Los Secretos de la Electricidad Fría” de Peter Lindermann, que a su vez, es un resumen de las ideas expuestas en el primer episodio del libro “Los Secretos de la Tecnología de la Guerra Fría; Lo que había detrás del proyecto HAARP, de Gerry Vassilatos. Al igual que Lindermann, Vassilatos redescubrió el eslabón perdido del legado del genio, y es imprescindible por tanto, traducirlo para intoducirnos en unos conceptos que no son del siglo XXI, sino que escapan al tiempo, y que nos fueron arrebatados.
El puente entre Tesla y Vassilatos fue Edward Vincent Gray, cuyo invento será comentado a su debido momento.
Allí va este episodio titulado “La Piedra de Rosetta”. Leedlo con EXTREMA ATENCIÓN, sin interpretaciones mas lejanas de las palabras y luego, estareis en licencia de opinar sobre el legado de Tesla.
James Clerk-Maxwell predijo la posibilidad de que existieran ondas electromagnéticas, y en las discusiones teóricas diseñadas para ampliar sus consideraciones matemáticas, Maxwell preguntó a sus lectores que consideraran como posibilidades, dos tipos diferentes de perturbaciones eléctricas que pudieran existir en la naturaleza. La primera de estas, lidiaba con que fueran ondas eléctricas longitudinales, un fenómeno que requería de gradientes de concentraciones de lineas de campo electrostático. Estas densas y raras pulsaciones de campos electrostáticos, necesariamente demandaban de una propagación unidireccional, y cuyo vector tuviera una propagación fija (y que siguiera dichos gradientes). La única variable permitida en la generación de estas ondas longitudinales era la concentración de las líneas de campo, que es a más concentración mayor flujo (es el concepto de gradiente el mejor ejemplo es un mapa del tiempo; la dirección del viento sigue siempre al gradiente de la presión, y si las líneas estan muy juntas, lo cual implica un gran cambio de presión se producen grandes vientos, y siempre siguiendo la dirección de dicho gradiente). Esta subsiguiente propagación a través de las lineas de campo electrostático produciría picos de carga pulsantes que se moverían en la dirección concreta de dicho gradiente. Estas “ondas electricas sonoras” (las ondas de sonido son así longitudinales y siguen los gradientes de presión) fueron desechadas por Maxwell, que concluyó que tal condición, era imposible de producirse (en concreto por Olivier Heaviside que fué el hombre que reformuló las ecuaciones de Maxwell y finalmente per Lorentz, que escribió la famosa contracción que fue la base de la relatividad especial).
Su segunda consideración, lidiaba con la existencia de ondas transversales electromagnéticas. Esta, requería de que las rápidas alteraciones del campo electromagnético (en este caso no electrostático sino una combinación de ambos magnético y eléctrico) se produjeran en este caso, a través de un eje fijo. Las líneas eléctricas que se esparcían supondrían que “se atan desde y hasta” bajo su propio momento (transcripción literal que viene a decir en todas direcciones a partir de un eje o punto), a la velocidad de la luz desde dicha fuente. Las fuerzas correspondientes, duplicados exactos de las alteraciones producidas en la fuente, deberían de poder ser detectadas a grandes distancias. Así que Maxwell ahuyentó a que los experimentales buscaran estas formas de onda, sugiriendo posibles vías para conseguir tal objetivo. Así que la búsqueda de estas ondas electromagnéticas empezó.
Pero mientras se esforzaba hacia encontrar la mejor forma de identificar estas ondas eléctricas, Tesla fue bendecido con una observación accidental, que cambió para siempre el curso de sus investigaciones. En sus propios intentos de conseguir algo en lo que Herz había fracasado, Tesla desarrolló un poderoso método con el que esperaba generar y detectar verdaderas ondas eléctricas. Parte de su aparato requería de la implementación de una gran y potente banco de condensadores cargados a muy alto voltaje. Este “batería condensativa” cargada a muy alto voltaje, era posteriormente descargada a través de unas varas cortas de cobre. Las chispas y explosiones que salían, producían varios fenómenos que impresionaron mucho a Tesla. y que excedían y en mucho, la potencia de cualquier dispositivo eléctrico que Tesla hubiera visto y concebido antes (en la época anterior conocida por la ciencia oficial en la que descubrió la corriente alterna e investigó a alto voltaje y alta frecuencia).
Esas chispas abruptas, a las que Tesla calificó de “descargas disruptivas”, se encontró que eran capaces de explotar los cables convirtiéndolos en vapor. Pero esas fuertes ondas eléctricas de choque impulsadas se podían notar físicamente, ya que golpeaban literalmente la parte delantera del propio cuerpo de Tesla durante los experimentos con gran fuerza. Sorprendido por este efecto físico, Tesla se intrigó en sobremanera. Por el contrario, más bien como disparos de un extraordinario poder que no de chispas eléctricas se tratara, Tesla se volcó completamente en este nuevo estudio (aquí empieza la parte de Tesla que la ciencia oficial desconoce). Estos impulsos eléctricos producían efectos que hasta la fecha se asociaban comúnmente a los efectos electrostáticos producidos por un rayo. Los efectos explosivos le recordaban a sucesos similares a los observados con generadores de corriente continua de alto voltaje (dinamos). Una experiencia tristemente familiar para los trabajadores e ingenieros de las centrales, el cierre simple de un interruptor en una dínamo de alto voltaje que a menudo traía una descarga brutal, que se creía era el resultado de la carga estática residual.
Tesla sabía que el extraño efecto de pico abrupto solo se observaba en el instante mismo en que las dínamos eran conectadas, tal y como ocurría en las descargas explosivas que había visto en sus condensadores. Aunque los dos casos eran completamente diferentes, ambos producían los mismos efectos. Esta descarga abrupta que aparecía de manera instantánea y brevemente al conectar las dinamos, aparecía súper concentrada a lo largo de las líneas eléctricas. Tesla calculó que esta concentración electrostática, era varios órdenes de magnitud mayor que cualquier voltaje de ninguna dinamo le pudiera proporcionar (en su régimen estacionario). Estos picos por tanto, eran de alguna manera amplificados o transformados. Pero, ¿cómo?
A pesar de estas grandes ideas que este estudio estimulaba y ponía encima de la mesa, Tesla vio una aplicación práctica que nunca se le había ocurrido. En consideración a este efecto experimentado en la dinamo “de sobrecarga”, sugirió un nuevo aparato experimental. Era algo que podría superar a su “batería capacitiva” de condensadores, en la búsqueda para encontrar estas ondas eléctricas. Un simple generador de corriente continua de alta tensión suministraría su fuente de campo eléctrico. Tesla entendió que la resistencia de las líneas o de sus componentes visto desde la dinamo, tendrían que ser una “barrera”, que a las cargas les resultaría imposible de penetrar.Esta barrera es la que haría que se produjera este efecto”bunching” (del que hablaba arriba). Las cargas electrostáticas eran literalmente detenidas durante un breve instante por la resistencia de la línea, una barrera que sólo existía durante estos breves mili-segundos en los que se le daba al cierre del interruptor. La súbita aplicación de una fuerza en contra de esta densa barrera virtual, “apretaba” las cargas hasta una densidad imposible de obtener con condensadores ordinarios.Era el impacto contra esta barrera resistiva lo que la convertía en este anormal estado “electro-densificado”. Y esta, era por tanto la razón que postuló Tesla, por la que los cables conductores en sus experimentos a menudo explotaban.
La analogía con la energía y los motores de vapor era inevitable; los grandes motores de vapor tenía que ser con “valvuleados” con mucho cuidado. Esto requería de la pericia de operadores con mucha experiencia ¬ que supieran “abrir” el motor sin romper los vasos, y causar con ello una explosión mortal. Si se hacia demasiado pronto, incluso una máquina de vapor de gran capacidad podría explotar. El vapor de agua tenía que entrar en el sistema de manera suave, hasta que comenzara a fluir suavemente y a poco a poco a través de todos los orificios, conductos y componentes. También en este caso se producía un efecto de “choking” (literalmente asfixia), de manera que en un sistema de alta capacitancia se comportaba como una gran resistencia a cualquier aplicación de una fuerza repentina y sostenida.
Los experimentos que se hacían sobre la tecnología de Tesla en el mundo académico, seguían fijados todavía aún en su anterior descubrimiento de las corrientes alternas de alta frecuencia, aunque Tesla se encontraba solo (presumiblemente en secreto siempre), estudiando exclusivamente estas abruptas descargas impulsantes. Tesla conseguía hacer explotar sus condensadores, de una forma que no se había observado ni experimentado jamás. Cada componente fue aislado con cuidado, aplicándole barras de goma aislante y otros sistemas, que garantizaban su completo aislamiento. Tesla había observado máquinas electrostáticas con muy buena capacidad para aislar eléctricamente metales, pero esta manifestación superaba la que produciría la carga de un alambre por el cierre instantáneo del interruptor. Este efecto producía “saltos” de carga, fenómenos nunca vistos antes por Tesla por su inusual fuerza bruta. Independientemente de las condiciones observadas en los sistemas anteriores, Tesla había aprendido e implementado la forma de maximizar el efecto. Equilibrando la tensión y la resistencia contra la capacidad, Tesla aprendió a producir rutinariamente sobrecargas contra dispositivos como nadie lo había echo antes.
(Teniendo en cuenta que Tesla no tenía diodos, transistores, osciloscopios, aislante para el hilo de cobre imprescindible para bobinar, y que debía de trabajar con sistemas generadores de señal mecánicos a muy baja frecuencia, siempre me he preguntado… ¿¿ como lo hacía??).
La tradicional observación empírica, nos decía que las descargas ordinarias de los condensadores producían solamente corrientes oscilantes, y no corrientes “de chispa” que literalmente “rebotaban” entre cada placa y placa de condensador, hasta que la energía almacenada se consumía. El alto voltaje de la dinamo ejercía tal presión unidireccional contra las cargas (la propagación era unidireccional siguiendo cierto gradiente y no transversal como veremos más adelante y como había postulado Maxwell para este tipo de ondas), que estas se volvían tan densas, que las oscilaciones de carga eran imposibles. Las únicas posibles ráfagas de vuelta “backrush”, eran las oscilaciones. En este caso, las cargas aparecían en forma de una serie de picos hasta que se consumían. Todos los parámetros que forzaban estas oscilaciones, limitaban que la supercarga se manifestara, algo que Tesla se esforzó en eliminar. De hecho pasó un largo período de tiempo investigando y desarrollando diversos medios para bloquear estas “backrush” y cualquier tipo de “eco” complejo, que podría forzar prematuramente a la supercarga a perder su elevada densidad energética. Lo importante de notar aquí, es que Tesla descubrió que tal efecto exigía de un solo super pulso unidireccional. Una vez que se consiguió eliminar las oscilaciones y las alternancias de carga, otros nuevos y sorprendentes efectos comenzaron a hacer su aparición.Estos nuevos fenómenos, caracterizados por poseer un gran alcance y una gran capacidad de penetración, no se habían observado antes cuando se trabajaba a alta frecuencia.
El cierre repentino rápido y abrupto de los interruptores, produjo una onda de choque que penetró a través del laboratorio, y que se pudo sentir tanto como una presión fuerte, al igual que como una irritación eléctrica penetrante. Una gran “picadura”. La cara y las manos, eran especialmente sensibles a estas explosivas ondas de choque, que también producían un curioso “escozor” a corta distancia. Tesla creía que las partículas de material parecidas a ese estado de vapor definido antes, eran literalmente “arrojadas” fuera del cable en todas las direcciones. Con el fin de estudiar mejor estos efectos, se posicionó detrás de un escudo de cristal y vidrio, y reanudó la investigación. A pesar de la protección, los efectos “urticantes” se siguieron sintiendo, lo que desconcertó todavía más al cada vez más mistificado Tesla. Esta anomalía provocó la curiosidad más profunda en Tesla, por algo nunca previamente observado antes. Más poderosa y penetrante que la simple carga electrostática de los metales, este fenómeno literalmente “propelía” alto voltaje hacia el espacio circundante, provocando con ello que se sintiera esta extraña sensación. La picadura, duraba una pequeñísima fracción de segundo, justo durante el mismo instante del cierre de los interruptores. Pero Tesla creyó erróneamente que estos efectos se debían a un simple efecto de ondas de choque por aire ionizado, y no como un “trueno eléctrico iónico” (nota se hace difícil una traducción por momentos pero vendría a ser un efecto del aire ionizado en lugar de un verdadero efecto de manifestación de energía ethérica eléctrica).
Tesla ideó una nueva serie de experimentos para medir la presión de estas ondas de choque desde una distancia mayor. Se requeriría de un sistema automático de “interruptor diferencial”. Adecuadamente dispuesto y calibrado, era posible tener un mejor control sobre estos efectos “disparantes” (triggering) característicos de los picos. Además, este nuevo arreglo al sistema, permitió observar desde mayor distancia que desde el escudo. Controlando la velocidad de la dinamo, se controlaban los picos de alto voltaje y con ello, la tensión.
Con estos componentes correctamente ajustados, Tesla era capaz de caminar mas libremente en los espacios de su gran galería-laboratorio, y con ello, hacer mejores observaciones. Deseando también evitar precisamente estos picos de voltaje (sparks) y los efectos urticantes en la piel de dichas chispas, Tesla se escudó durante los ensayos en diversos materiales que iba cambiando y probando su efecto de coraza. Estos nuevos ensayos que permitían interrumpir (disrupter o sparkgap es un gap, un salto de corriente. Se necesitan de unos 10.000 voltios por centímetro para que salte un arco de corriente) la alta tensión en corriente continua, arrojó como resultado una radiación en forma de “rayos picantes”, y que se podía sentir a gran distancia de su fuente. De hecho, Tesla sentía estos efectos de “picaduras” a través de los escudos sin NINGUN aparente problema! Cualquiera que sea lo que se había liberado de los cables en el momento del cierre del contacto, penetraba sin problemas las barreras de cristal y cobre. No había ningún tipo de diferencia, daba igual la sustancia o el material que se usara como escudo, en realidad era como si nada estuviera allí, los escudos para ese tipo nuevo de radiación, eran absolutamente inútiles.Estábamos ante un nuevo efecto eléctrico, que penetraba cualquier material, y para el que no era necesario usar ningún tipo de material como transmisor. ! Electricidad Radiante!
En estas nuevas y variadas observaciones, el fenómeno estaba violando los principios de la carga electrostática establecidas y deducidas experimentalmente años antes por Faraday.
Hasta ese momento se había observado que las emisiones de cargas electrostáticas contra una superficie metálica siempre salían rebotadas, y nunca, bajo ningún concepto, podían penetrar jamás ningún metal (nota este efecto es popularmente conocido como celda de Faraday, y responde al hecho de que el campo eléctrico en el interior de un conductor es cero con lo cual, las ondas electromagnéticas y no estas ondas eléctricas radiantes, no podían penetrar un metal). Este nuevo efecto tenía ciertamente unas propiedades y características verdaderamente “no muy eléctricas”, al menos en el sentido literal de lo que se había descubierto, ya que Tesla estaba descubriendo que tal “celda” era cualquier cosa menos… tal cosa.
Tesla fascinado por este fenómeno realmente nuevo y extraño, buscó en la literatura referencias a sus diferentes y nuevas características. Tesla no encontró referencia alguna dentro de los investigadores más importantes, con excepción de dos observaciones hechas por dos experimentadores. En el primer caso, un tal Joseph Henry observó la magnetización de agujas de acero producida por una descarga abrupta y chispeante. La característica extraordinaria de dicha observación (1842) residía en el hecho de que las chispas que salían de un condensador conocido como la jarra de Leyden (muy popular en esa época), y producían al parecer dichas magnetizaciones
en el piso superior de un edificio impermeabilizado a la electricidad. Paredes de ladrillo, puertas de roble grueso, piedras pesadas, suelos de hierro, techos de hojalata… Dichas agujas de acero, se encontraban en una bóveda en el sótano. ¿Cómo surgió la chispa capaz de afectar y producir ese efecto a través de esas en teoría barreras naturales a la electricidad? El Dr. Henry creía que la chispa había lanzado algo parecido a “rayos especiales de luz”, los cuales penetraban las “barreras” primero, y eran responsables de la magnetización después.
Un segundo ejemplo (1872) se produjo en un edificio de una escuela de secundaria en Filadelfia. Elihu Thomson, un profesor de física, trató de hacer que las chispas de una bobina Ruhmkorrf grande (un tipo de bobina que convertía bajo voltaje en DC a picos y por tanto chispas de alto voltaje a través de un interruptor que cortaba la corriente para producir dichos picos pulsantes de alto voltaje), fueran más visibles durante una conferencia que pretendía dar. Colocando un polo de la bobina a una tubería de agua fría,
Thomson intentaba encontrar la razón porque la naturaleza de las chispas cambiaban del azul al blanco. Deseando ampliar este efecto, Thomson conectó el otro polo a un tablero metálico. Reactivando la bobina, esta producía un chillido de color blanco plateado, como de “encendido”, y de un brillo impresionante que iluminaba por doquier. Deseando mostrar esto a su amigo Edwin Houston, Thomson se dirigió a la puerta en donde algo lo detuvo abruptamente. Al tocar el pomo de latón sobre la puerta de roble y por tanto completamente aislado eléctricamente, Thomson recibió una fuerte e inesperada descarga eléctrica. Apagando la bobina Ruhmkorrf, Thomson encontró que era posible detener el efecto. Llamó a Edwin, y le resumió lo ocurrido. Luego, volviendo a reproducir la misma condición en la bobina, las descargas volvieron a producirse. Esta vez, los Thomson y Houston corrieron a lo largo del enorme edificio de piedra, roble y hierro, pero esta vez, con objetos de metal debidamente aislados. Cada toque que daban con una navaja o un destornillador sobre algo metálico, por muy lejos de la bobina o aislado del suelo que se encontrara, producía un seguido de largas y continuadas chispas blancas. El relato, escrito como un pequeño artículo, fue publicado en Scientific American a finales del mismo año.
Aunque descubierto por Tesla en 1889, la observación preliminar de este efecto se publicó después de una intensa batería de investigaciones. El artículo publicado como “La disipación de energía eléctrica”, publicado justo antes de la Navidad de 1892, era la parte central y primordial de las conferencias que impartía Tesla en ese momento. Ese fue el punto de partida, en el que Tesla abandona definitivamente la investigación sobre la corriente alterna a alta frecuencia (nota; oficialmente, Tesla llegó hasta aquí, y todas estas investigaciones y descubrimientos sobre estas curiosas y particulares propiedades del campo electrostático, son oficialmente ignoradas y/o negadas por la ciencia oficial, que insiste en que tal forma de electricidad fría no existe). A partir de este momento, Tesla firmó una especie de divorcio secreto con el campo de la corriente alterna (por el que era conocido), para centrarse en describir estas ondas de choque y los efectos de dichos impulsos. Además de las sensaciones físicas, que él describía en términos sensitivos, Tesla también se focalizó hacía el aparente aspecto “gaseoso” (importante luego veremos porqué, se postuló así debido a que su comportamiento se parecía mucho a este elemento) de los aspectos relacionados con dichos fenómenos. Tesla observó, que los cables de carga saltaban bruscamente en sus experimentos proyectando una corriente gaseosa extraña cuando dichos eran sumergidos en baños de aceites(era la forma que en esa época, Tesla tenía de aislar eléctricamente dichos cables).
Ahora, Tesla preparaba una extensa serie de pruebas con el fin de determinar la verdadera causa y naturaleza de estos pulsos de “gas”. En su artículo, Tesla describe el escudo que impregna los picos literalmente como “ondas de sonido de aire electrificado”. Sin embargo, hace una distinción entre sonido, calor, luz, presión, y el choque que sintió pasar directamente a través de las placas de cobre. En todo el conjunto según Tesla, “se observa como un medio de estructura gaseosa, es decir, un conjunto de cargas capaces de moverse libremente”. Como el aire no era, obviamente, este “medio”, a que se estaba refiriendo Tesla entonces? Además en el artículo, Tesla establece claramente que “además del aire, esta presente este otro “medio” “.
A través de sucesivos arreglos experimentales, Tesla descubrió varios hechos relativos a la producción de su efecto (interesante este libro Nikola Tesla Colorado Spring Notes donde se explican de manera detallada la era dorada de Tesla, cuando el genio trabajaba una media de 20 horas diarias sin descanso alguno). En primer lugar, la causa se encontraba sin NINGUNA duda, en la forma brusca de la descarga (eso a esas alturas estaba más que claro). Fue en el mismo instante del cierre del interruptor, que el súbito efecto se producía y por tanto, el efecto tenía que tener definitivamente una relación con el tiempo, con el “impulso” del tiempo. En segundo lugar, Tesla descubrió que era imperativo que el proceso de carga se produjera en un solo impulso, sino, el efecto no se producía. En este sentido, Tesla hizo comentarios breves que describen el papel del condensador en este circuito de “radiación chispeante”. Se encontró, queel efecto se reforzaba poderosamente mediante la colocación de un condensador entre del “perturbador” y la dinamo. Además, el dieléctrico del condensador también sirvió para proteger a los devanados de la dinamo.
(el condensador evitaba el rebote para atrás y comprimía más el “gas” etérico, forzando a que el flujo fuera UNIDIRECCIONA, característica inequívoca de la componente radiante).
Era imprescindible de cara a obtener el deseado y raro efecto, que el condensador y sus líneas de cables conectados, fueran elegidas para recibir la carga y descarga electrostática conseguida de forma unidireccional, por esta forma de “staccato”. El verdadero circuito Tesla se parecía mucho a una propulsión a chorro, donde no hay contrapresión que detenga el flujo saliente (el flujo magnético interrumpe la vuelta a atrás). La carga electrostática se eleva a un máximo de tensión, y luego, se descarga todavía aun más rápidamente.La constante aplicación de alta tensión por parte de la dinamo del circuito, aseguraba que se obtenía la sucesión continua de “carga-descarga rápida”. Era entonces y sólo entonces que el efecto Tesla se observaba. Los pulsos literalmente, fluían a través de la dinamo. El condensador, el “perturbador sparkgap”, y sus líneas de cables conectados, se comportaban como “válvulas con alas”.
La dinamo de alta tensión sigue siendo la verdadera fuente electrostática. Este fue un hecho muy apreciado por Tesla, a quien no le gustaban nada esos efectos dolorosos que se irradiaban desde el espacio. Era evidente que la dínamo, de alguna manera, había sido modificada por el hecho de adicionarse estos “pulsos”. Las dinamos que se utilizaron podrían proporcionar tensiones mortales, capaces de matar a un hombre. Los circuitos con válvulas estaban forzando la aparición de una extraña energía de efectos mortales. De alguna manera, la dínamo emitía una energía dolorosa e incluso mortal. Pero… ¿cómo? ¿Por qué medio misterioso se había establecido esta condición? El resultado de esta serie de experimentos fijó un nuevo concepto, una nueva idea en la mente de Tesla. Tesla por supuesto, se había dado perfectamente cuenta, de las implicaciones de su nueva y misteriosa energía de efecto campo. Esta era, la electricidad radiante.
Ajustando correctamente los parámetros del circuito de válvulas, Tesla aprendió a producir una serie muy rápida de impulsos unidireccionales. Cuando los impulsos eran cortos, bruscos y muy precisos en el tiempo, Tesla encontró que el nuevo efecto se expandía por todo el espacio, aparentemente sin pérdida de intensidad. También encontró que este impactante efecto, penetraba el metal y la mayoría de los aislantes, por más gruesos que estos fueran, con total y absoluta facilidad. El desarrollo una forma de controlar dichos impulsos y sus intervalos en el tiempo, para hacerlos lo más regulares y sucesivos, comenzaron a descubrir un nuevo reino de efectos. Para cada duración de impulso, tenía sus efectos peculiares, que eran capaces de sentir esos efectos “punzantes” a pesar de estar debidamente blindados, y a distancias suficientemente alejadas (casi cincuenta metros) del aparato emisor; Tesla descubrió en esta nueva fuente de radiación, una nueva e inédita forma potencial para la transmisión de energía eléctrica nunca encontrada hasta la fecha. Tesla fue el primero en comprender que estas nuevas ondas eléctricas representaban un nuevo medio para transformar el mundo, tal y como su antiguo y conocido sistema polifásico había hecho en su momento.
Y Tesla, tenía la firme intención de divulgar esos descubrimientos al mundo en general. La nueva forma de electricidad radiante, tenía unas características muy especiales, las cuales, el mundo científico no tenía conocimiento alguno (y como sigue siendo hoy en día). Trabajando con una versión mas sencilla pero potente de su aparato original, Tesla encontró que la electricidad radiante podría inducir efectos eléctricos a distancias extremadamente distantes. Y lo que lo motivaba, no eran ondas alternas transversales de naturaleza electromagnética (ondas herzianas), sino ondas longitudinales compuestas a su vez por ondas de choque. El avance de cada onda de choque, era seguido por zonas neutrales, comprimidas por efecto de este nuevo campo radiante. Las componentes vectoriales de estas sucesivas ondas de choque, eran siempre unidireccionales (conviene decir ahora ya, que estudios recientes explican que se trataba de ondas escalares o la componente escalar del campo eléctrico, siendo la vectorial la componente electromagnética. Sobre esto explicaremos detalladamente en sucesivos artículoslos trabajos del físico alemán Kostantin Meyl). Las ondas de choque (shuttering) eran capaces de girar las cargas en la dirección de su propagación.
Tesla quería determinar el efecto de disminuir poco a poco y gradualmente la duración de los impulsos, un trabajo que requería una gran habilidad y precaución. Y sabía que por ello se exponía a un peligro mortal. Controlando la duración del arco magnético en DC, Tesla dio a conocer un nuevo espectro de “luces energéticas”. Estas energéticamente hablando, eran algo como nada hasta ahora visto. Tesla encontró que la duración de impulso solo define el efecto que cada espectro sucinta. Estos efectos fueron completamente distintos, y dotados de extrañas cualidades adicionales e inusuales en la naturaleza. Los trenes de impulsos superiores a 0,1 mili-segundos de duración, producían dolor y la presión. En este campos de energía radiante, los objetos vibraban e incluso se movían siguiendo dichos campos de fuerza (¿¿antigravedad como descubrió Hutchison??). Los alambres finos, expuestos a estas bruscas cargas radiantes, estallaban en vapor. El dolor y la presión, cesó cuando los impulsos se redujeron a 100 microsegundos.
Con impulsos de 1,0 microsegundos, se sentía sin embargo un fuerte calor fisiológico. Una mayor reducción en la duración del impulso, llevó a iluminaciones espontáneas capaces de llenar las lamparas de vacío de una sala de luz blanca (luz radiante que se puede ver simulada en este fragmento de la película El Ilusionista o más realmente en el min19 de este video de Borderland Sciencies, donde vemos los efectos fríos, azules, implosivos e inocuos de esta radiación).
En 1890, después de un período de intensa experimentación y desarrollo, Tesla definió los componentes necesarios para la implementación práctica de un sistema eléctrico de distribución de energía 100% radiante. Tesla ya había descubierto el maravilloso hecho de que la duración de los impulsos de menos de 100 microsegundos, eran inocuos y no producían ningún daño fisiológico. Estos picos eran los que tenía previsto implementar en su programa de trasmisión de energía inhalámbrica (entramos ya en la famosa Torre Wardenclyffe). Además, las ondas generadas por los picos de 100 microsegundos duración, cruzaban toda la materia, lo cual implicaba una forma de transmisión de energía idónea para una ciudad necesitada de energía.
Tesla hizo un descubrimiento más sorprendente si cabe ese mismo año, cuando colocó una larga hélice simple de cobre cerca de su “sparkgap magnético”. La bobina, de unos sesenta centímetros de largo, no se comportaba igual que las tuberías de cobre sólido y al conectar el sistema, Tesla observó que la bobina se convertía en un envainado chispas blancas onduladas, y desde la corona de la bobina, fluían largos y serpenteantes descargas suaves de color blanco plateado a muy alto voltaje. Estos efectos se intensificaron en gran medida cuando la bobina helicoidal se colocaba dentro del “sparkgap” (esto enlazaría con el tercer capítulo del libro que habla del secreto de Edward Vincent Gray y su tubo de captación de energía radiante sobre un sparkgap al que se añadió una placa de carbonita). Dentro de donde supuestamente se producían dichas ondas de choque, estas parecían aferrarse a la superficie de la bobina. Extraño sin duda. La onda de choque se aferraba a la bobina en ángulo recto, un efecto incomprensible. La longitud total de las descargas era incomprensible. Con saltos de 1 pulgada entre punta y punta del sparkgap magnético, las descargas resplandecientes y parpadeantes (el literal flimmering vendría a ser la suma de flickering resplandecer y shimmering parpadear) medidas desde la hélice podían llegar a una longitud de más de dos pies! !Y esta descarga igualaba la longitud misma de la bobina! Fue un dato inesperado y sin precedentes.
Esta sucesión de impulsos unidireccionales de carga y descarga provocaban un campo muy extraño que se expandía hacia afuera, pero que vagamente se parecía a un “staccato”, un “tartamudeo” electrostático. Sin embargo, estos términos no describían de forma satisfactoria las condiciones que en realidad se medían alrededor del aparato, que era de cualquier modo, un poderoso efecto de radiación radiante superior a todos los valores esperables con la pura electrostática. El cálculo real de estos ratios de descarga resultó imposible. Aplicando la regla de inducción magnética típica del transformador (y archiconocida por todos los ingenieros actuales), Tesla era incapaz de explicar ese efecto, ese enorme aumento de tensión. Las relaciones convencionales fallaban. Las hipotetizó con el hecho de que el efecto se debía enteramente a unas reglas de transformación radiante diferentes de las electromagnéticas convencionales, y que obviamente, requerían de demostraciones empíricas. Las mediciones sucesivas por tanto, lidiaron con las longitudes de los arcos de descarga y los grados de las hélices, que necesitaban de una relación matemática nueva.
Tesla había descubierto una nueva ley de inducción, ondas de choque radiantes que se intensificaban cuando se encontraban con ciertos objetos (que en función de si eran dieléctricos o conductores segmentaban mejor cada una de las dos componente eléctricas). La segmentación era la clave para la liberación de la energía. Las ondas de choque encontraban en la bobina una hélice y “se irradiaban” en su piel exterior de extremo a extremo. Esta onda de choque no atravesaban los planos de la bobina en un todo, sino que trataban dicha superficie como si de un plano aerodinámico se tratara. Un aumento constante de presión eléctrica se midió a lo largo de la superficie de la bobina. De hecho, Tesla decía que las tensiones a menudo podría incrementarse en unos sorprendentes 10.000 voltios por centímetro de la superficie de la bobina axial. Esto significaba que una bobina de 24 pulgadas podría absorber la radiación de las ondas de choque, hasta aumentarlas un máximo de 240.000 voltios! Estas transformaciones en tensión eran desconocidas a todos los aparatos de ese volumen. Tesla también descubrió que los voltajes de salida estaban matemáticamente relacionadas con la resistencia de las vueltas de la hélice. Alta resistencia significa mayor tensión máxima (en este vídeo realizado en el M.I.T se puede comprobar el efecto de aumento de la componente electrostática por efecto de una alta resistencia).
Comenzó refiriéndose a su disruptor o sparkgap como su “primario” especial, y la bobina helicoidal colocada dentro de la zona de ondas de choque, como su especial “secundario”. Sin embargo, nunca con la intención de igualar estos términos con los comúnmente referidos a los transformadores magneto-eléctricos convencionales. Este descubrimiento era completamente diferente de la inducción electromagnética. Había una razón real y medible por la que se podía hacer esta afirmación tan aparentemente descabellada. Había una característica particular que Tesla le dejaba completamente desconcertado. Tesla midió cero corriente y cero magnetismo en estas bobinas secundarias. Por consiguiente,
tensión pura, puro voltaje era lo que se amplificaba en cada pulgada, en cada vuelta de la bobina. Tesla llamó a esa combinación concreta de sparkgap y bobina secundaria en forma de hélice, transformador radiante (diferente del convencional). un principio que sin duda y lamentablemente para la historia, muy pocos o ninguno comprendieron JAMAS.
Los transformadores de Tesla no eran por tanto dispositivos electromagnéticos, sino que utilizan ondas de choque radiantes, para producir puro voltaje sin amperios. Cada transformador tenía un pulso de duración específica y que tenía una fuerza concreta. Por lo tanto, tenía que ser “ajustado” independientemente a través del sparkgap para establecer una duración del impulso específica (muy específica). Y una vez estos parámetros habían sido debidamente ajustados, los impulsos podrían fluir suave y libremente a través del sistema, como si de un gas fluyendo por una tubería se tratara.
A partir de estas analogías “gas-dinámicas” Tesla obtuvo un registro coherente de evaluaciones. Tesla comenzó a considerar si estas descargas en forma de llamas blancas, significaban que las descargas electrostáticas eran en realidad una forma de gas por naturaleza. De gas en el sentido eléctrico de la palabra. Sin embargo, no era menos cierto que existían abundantes experimentos con gases y ninguno de ellos había manifestado un comportamiento siempre de manera muy diferente a cualquier cosa eléctrica que nadie pudiera imaginarse. La manera en la que la onda de choque radiante viajaba por el alambre en forma de pulsos resplandecientes y parpadeantes (flimmering), trajo una nueva idea revolucionaria Los impulsos de voltaje puro atraviesan la superficie secundaria como un pulso de gas en contracción. Hasta llegar al extremo libre de la bobina, estos pulsos de gas fluyen sobre la superficie de cobre en lugar de a través de él. Tesla se refirió a esta manifestación específica como el “efecto piel”. En este la descarga se parecía mucho a la manera en como los gases se movían sobre una superficie.
Además, cada vez que una punta de metal se acercaba a la terminal superior de uno de sus transformadores, un flash de corriente se le acercaba directamente. Se comportaba de manera parecida a como lo hacía un chorro de agua en una tubería. Cuando la corriente “flimmering” se dirigía a las puntas de metal, producía cargas electrónicas. Esta producción se medía como amperaje solo en el lugar de recepción. En tránsito sin embargo, no existía tal amperaje. El amperaje aparecía sólo cuando era interceptado. Eric Dollard encontró que en el espacio que rodeaban estos transformadores de Tesla, esta “corriente de la interceptación” puede llegar a medir varios cientos o incluso miles de amperios. ¿ Pero de que estaba compuesta este flujo de corriente? Tesla luchó contra la duda de que estos fenómenos de descarga eléctricapodían ser electricidad ordinaria comportándose de manera extraordinaria. Pero, ¿realmente la electricidad tiene un carácter suave, delicado, frío , negentrópico (!! oh gran blasfemia!!) y “flimmering”? La electricidad con la que estamos familiarizados (y estaba Tesla obviamente hasta la fecha) era impactante, caliente, ardiente, penetrante, mortal, es decir, todos atributos negativos y entrópicos. Este fenómeno de descarga ya sea fría o caliente al tacto, era suave y apacible. Definitivamente no mataba.
Incluso la forma en la que el pulso explotó en un brillante blanco de descargas de alto voltaje, era muy parecido a la forma en la que los gases se comportan cuando se liberan de estar confinados a muy alta presión. Estas reflexiones convencieron a Tesla, de que este efecto no era algo de naturaleza puramente eléctrica. Al examinar de cerca las llamas blancas, Tesla se dio cuenta de por qué no era medible la “corriente eléctrica” en la corona.Los responsables de transportar las cargas, los electrones, eran mucho más pesados comparados con estos transportadores de carga, eran diferentes, otra cosa, definitivamente los electrones no podían viajar tan rápido como estos pulsos. Ahogados en la bobina, los electrones se quedaban inmóviles. No había corriente de electrones moviéndose en la bobina. Los pulsos que se movían sobre la superficie de la bobina, eran por lo tanto, de naturaleza NO electrónica (no tenían carga, eran de una masa despreciable exactamente igual a como se comportan… los neutrinos).
Y además de todo esto, Tesla descubrió un fenómeno sorprendente, que eliminó todas las dudas sobre la verdadera naturaleza de estos portadores energéticos. Tesla construyó una barra pesada de cobre en forma de U sometida a muy alto voltaje, con las dos piernas conectadas directamente a un spark gap. En estas barras se colocaron varias lámparas incandescentes. Las lámparas se iluminaron con una brillante luz blanca y fría (es importante abrir aquí un paréntesis; esta parte ha sido traducida diferente, porque lo que pretende explicar Vassilatos es este circuito llamado Tesla Hairpin Circuit, y es que esta es la forma más sencilla de obtener energía fría o radiante que se conoce. Lo podemos ver en este vídeo o en esta otra conferencia de Karl Palsness donde podemos ver una presentación de dicho sistema, en este caso hecho con transformadores de alto voltaje y otras partes compradas en ebay. Podemos ver como la bombilla es sumergida en agua sin que se produzca ningún cortocircuito. Sin embargo no se puede asegurar que se trate de una demostración de la existencia de la energía fría como ellos aseguran, ya que a alto voltaje y baja frecuencia con muy bajo pero atención NO ZERO amperaje, este fenómeno puede ocurrir perfectamente. Solo la naturaleza fría de la misma revelaría tal existencia).
Aquellos que observaron este experimento, no esperarían otra cosa que la incineración del circuito y muy posiblemente de la propia dinamo. En lugar de esto, los testigos vieron una maravilla. Las lámparas encendidas de un brillo totalmente fuera de lo común. En esta simple demostración, Tesla ilustra una las muchas evidencias (que en sus patentes dejó de la existencia de tal electricidad fría). Las cargas eléctricas convencionales, es decir los electrones, hubieran preferido un circuito con la menor resistencia.Sin embargo la corriente en esta situación, optó por comportarse de manera totalmente contraria a lo que decía la teoría convencional. Tal vez esto fuera cierto, pero estas corrientes, no eran de electrones. Tesla utilizó repetidamente esta demostración de la evidencia del “fraccionamiento” de las corrientes electrónicas (por un lado la que se aprovechaba que era la fría y escalar, y por otro, la convencional caliente y electromagnética necesaria para obtener la otra y crear el dipolo).
Una nueva pregunta se deducía de todo esto, esencial y necesaria para crear una nueva tecnología. ¿Y por qué separar o “fraccionar” la electricidad, las dos diferentes cargas móviles responsables de cada una? Era la forma geométrica de la bobina, lo que sin quererlo, había separado cada componente. El flujo de los electrones a través de un cable era bloqueado durante un breve instante, mientras el pulso de radiación era lanzado sobre la superficie de la bobina como si de un pulso gaseoso se tratara. Los electrones deberían de haberse empezado a desplazar INMEDIATAMENTE, pero, durante un período corto de impulso, eran bloqueados por la resistencia de la línea (en otro artículo hablaremos de la componente divergente del campo eléctrico y los neutrinos para que todo esto se entienda mucho mejor). Durante este instante, estas “cargas móviles gaseosas” creaban un pulso de presión de extremo a extremo de la bobina externa.
Aquí pues se ponía de evidencia (y Tesla dejó INNOMBRABLES datos y testimonios en sus artículos en periódicos como el New York Times, memorias, apuntes de laboratorio, y sobretodo, en sus patentes para aburrir de este hecho), que la electricidad estaba compuesta por al menos dos tipos de cargas eléctricas móviles. Tesla ahora comprendía por qué nunca en sus primeros dispositivos de alta frecuencia y alto voltaje no se ponían en evidencia estos hechos. Fue la brusquedad, la violencia de la descarga a través de los sparkgaps (el hecho de trabajar en sistemas totalmente alineales, asimétricos, muy lejanos del equilibrio), lo que dio la oportunidad de descubrir esta insospechada y “gaseosa” segunda componente de la electricidad. Los
impulsos unidireccionales, eran el único medio por el cual estos potenciales podrían ser desbloqueados. La corriente alterna eran absolutamente inútil en este sentido. Además, debido a que la corriente alterna no podía dar rienda suelta a que se mostrara esta parte de “gas dinámico”, esta segunda componente, hico que se convirtiera en un medio inestable, débil y AMPLIAMENTE superado. Tesla consideró LITERALMENTE a partir de este momento a sus
dispositivos de alta frecuencia alterna como proyectos fallidos. Esto es de gran importancia en sus puntos de vista críticos con Marconi, y en todo lo que perseguían con la nueva radio de onda alterna a alta frecuencia.
Tesla comenzó a creer, que el campo dieléctrico era compuesto de flujos de “éter”. Esto le valió el encontrar los mayores y más críticos enemigos que un científico se ha ganado en este siglo (en mi opinión en toda la historia de la ciencia. La controversia por la existencia del éter y su estúpida, ridícula Y INFUNDAMENTADA negación por el stablishment a partir del experimento de Michelson Morley, es en mi opinión EL MAYOR ATENTADO AL CONOCIMIENTO DE TODA LA HISTORIA). Tesla, con el mayor interés posible, comenzó a investigar “el éter” (Tesla se pasó una media de 20 horas al día investigando sin parar durante estos años).
Creía que los campos dieléctricos se componían en realidad de flujos de éter. Teóricamente, entonces, se podría obtener energía sin límites por la captura estos picos de línea dieléctrico de electricidad (este es el concepto de energía libre tan mal entendido y usado por las teorías de la conspiración). El problema es que no hay material que pueda generar momento a partir del éter. Con una corriente tan rara como para atravesar todos los materiales conocidos, la energía cinética inherente a las líneas del campo dieléctrico seguiría siendo una fuente de energía difícil de alcanzar e utilizar (la pregunta es, puede la energía fría generar trabajo, mover máquinas etc…???). Tesla creyó haber encontrado el secreto para aprovechar esta energía, y que esta no requeriría de ningún tipo especial de materia. Tesla empezó a ver el voltaje como UNA corriente de éter en diferente estado de presión (mayor voltaje mayor presión). Lanzar estas presiones etéricas podrían producir que se manifestaran estas enormes corrientes, en brillos altos y extremadamente luminosos. Esta era la condición que Tesla creía que se había establecido en sus NUEVOS transformadores.
De hecho, Tesla declaró repetidas veces que sus transformadores efectuaban fuertes “movimientos en el éter” de cara a producir trenes de impulsos muy rápidos, en forma de “serpentinas de electricidad extremadamente brillante, blanca, inocua y fría al tacto”, de naturaleza eléctrica, porque necesariamente se han necesitado de varios millones de voltios para generarlas. Su inocuidad estaba unida a su carácter sinuoso, una característica completamente diferente de las corrientes eléctricas convencionales.
Para entender la tecnología de Tesla a partir de este momento, se debe eliminar la idea de que los electrones son los “fluidos eléctricos” que nos han enseñado hasta ahora, y imprescindiblemente en todos sus diseños 100% basados en tecnología de energía radiante. Con la bobina inferior conectada directamente a la dinamo, la corriente de alta tensión etérica se proyectaba desde el terminal superior. Al describir cada una de sus patentes relevantes en esta nueva tecnología, Tesla siempre se refería en términos de “rayos vivientes” y de “medio natural”. El primer término se refiere a las corrientes de éter restringidas, que salían desde sus transformadores a lo largo de un único cable, y el segundo se refiere a la atmósfera del éter que todo lo impregna.
Es imposible por tanto comprender la tecnología de Tesla aparte del tema siempre controvertido sobre la existencia o no del éter. El problema, es que los científicosrechazan el concepto del éter sin antes buscar y descubrir las pruebas de ello, y que han sido establecidos por algunos (muy pocos) experimentadores como Eric Dollard (se trata de una lucha de titanes contra el stablisment científico, decidido a perpetuar el mayor ridículo de la historia de la ciencia). Los sistemas eléctricos y los aparatos de Tesla, no pueden ser comprendidos ni explicados con el electromagnetismo convencional. Hay que ver la tecnología de Tesla como si de un gas éterico y dinámico se tratara.
Ahora era fácil de entender cómo estos flujos etéricos pueden y podían penetrar los metales y los aislantes por igual, sin importar su grosor. La electricidad convencional NO PODÍA hacer estas maravillas. ¿Qué posibilidades surgían de esta nueva tecnología del éter?
Las bobinas cilíndricas normales, fueron reemplazadas rápidamente por bobinas en forma de cono y bobinas planas (Vemos aquí las patentes de las Tesla pancake coils o bobinas planas de Tesla, las normales y las bifilares, que en un artículo posterior explicaré porque producen el efecto de transformar la corriente convencional en radiante).
Con estas geometrías extrañas, permitían maximizar la componente radiante de la electricidad.Pero Tesla se dio cuenta de otra realidad, y es que estas descargas, eran de muy muy baja potencia. Solo una gran y enorme emisora de radio (la torre Wanderclyffe)tendría el poder de dispersar uniformemente la radiación radiante en todas las direcciones (y llegar con ello a todo el mundo, el sueño de Tesla cumplido). Las descargas ondulantes producirían grandes pérdidas a gran distancia. Las personas no recibirían suficiente energía si esta no era FOCALIZADA en SU ORÍGEN. Era necesario suprimir estos chorros étericos como fuera, lo cual, era algo harto complicado.
Tesla encontró que estas corrientes podían ser absorbidas usando grandes, enormes condensadores, y de esta manera, absorber las cargas, filtrarlas, y expulsarlas cuando fuera el caso. El uso de esferas de cobre encima de sus transformadores obligó a separarlos debidamente para evitar las descargas. Pero un nuevo problema apareció. Las esferas de cobre, producían descargas electrostáticas convencionales mortales que era necesario repeler y evitar, diferentes de las descargas frías.
Comparando las dos, Tesla reconoció la diferencia entre los dos portadores de carga, ya que en varias ocasiones y especialmente en una, Tesla salvó la vida de milagro cuando una chispa de tres metros de largo le golpeó directamente sobre su corazón. Los metales, no eran de utilidad en este caso, siendo reservorios naturales de electrones.
El aire de alrededor se había ionizado y emitía una extraña luz propia, una luz sin igual, que la bobina de alta frecuencia nunca hubiera podido producir. A diferencia de la alta frecuencia convencional, la energía radiante crecía con el tiempo demostrando una vez más que se trataban de descargas de impulso unidireccional, de manera que con el tiempo se volvía acumulativas. En este sentido, Tesla observó y documentó aumentos de energía, que eran total y absolutamente contrarios a la convención ordinaria de ingeniería.
Paralelamente, Sir Oliver Lodge afirmó que el único medio para “llegar al éter” era “un medio eléctrico”, pero ningún miembro de la Royal Society había sido capaz de lograr esta hazaña (y menos aún de entender), con la rara excepción de Sir William Crookes. El método de Tesla utiliza el éter para modificar el éter. El secreto era separar las dos partes del éter en el origen mismo, en la generación, una hazaña que había logrado con sus transformadores y los sparkgaps magnéticos.
Tesla usó la violencia de las descargas del sparkgap magnético interrumpido para separar los dos portadores, el electrónico y el etérico, en partes separadas. Esta condición no se podía lograr si se permitía alternar la corriente. Tesla vio que la corriente eléctrica era realmente una compleja combinación de éter y electrones. Cuando el alto voltaje se aplicaba sobre el sparkgap magnético, un fraccionamiento tenía lugar. Los electrones eran expulsados por la influencia magnética fuerte. Las corrientes de éter de carga neutra, seguían circulando por el circuito. Por el hecho de prácticamente carecer de masa(neutrinos) en comparación con los electrones, podían pasar a través de la materia con cero esfuerzo. Su extrema velocidad (veremos más adelante porque era superior a la luz sin que esto afecte a la teoría de la relatividad), velocidad superluminal, era consecuencia de su carácter incomprensible y sin masa. Cada vez que un impulso radiante comienza en algún punto del espacio, un movimiento incompresible ocurre al mismo instante a través del espacio, en todos los puntos a lo largo de ese camino (comportamiento escalar). Este movimiento se produce como un rayo sólido, una acción que desafía las consideraciones modernas de retrasos de la señal en el espacio. ! Era una pura energía! !Energía radiante.!
Si se pregunta si la energía radiante se puede comparar con cualquier objeto físico o energía física existente en la actualidad, uno tendría que responder ROTUNDAMENTE NO. No podemos establecer un paralelismo entre la energía radiante y las energías de luz con que la ciencia ha lidiado (este conocimiento ha sido secuestrado). La tecnología de Tesla es una tecnología de Impulso. Sin el impulso que se descarga sobre un sparkgap unidireccional, no se manifiesta la energía radiante.
LINKS INTERESANTES.
- http://www.conspirovniscience.com/teslaschemas.php
- http://www.borderlands.com/
- http://www.meyl.eu/go/index.php?dir=10_Home&page=1&sublevel=0
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